martes, 15 de agosto de 2006

La Guerra de los Mundos

El primer día de septiembre de 1730, entre las nueve y las diez de la noche, la tierra se abrió de repente cerca del pueblo de Timanfaya, a dos leguas de Yaiza. Durante la primera noche una enorme montaña surgió de la profundidad de la Tierra y lanzó llamas desde su cima durante diecinueve días. Días después un nuevo abismo se formó y un torrente de lava se precipitó sobre Timanfaya, sobre Rodeos y sobre una parte de Mancha Blanca. Esta primera erupción ocurrió al este de la Montaña del Fuego, a medio camino entre la montaña y Sobaco. La lava fluyó hacia el norte arrasando los pueblos, al principio tan rápido como el agua, más tarde no más rápido que la miel.


Una gran roca surgió de las profundidades de la Tierra el siete de septiembre, con un ruido como de trueno, y desvió la lava del norte hacia el noroeste. Rápidamente, la lava destruyó los pueblos de Maretas y Santa Catalina. El once de septiembre, la erupción comenzó de nuevo con renovada violencia. Las lavas comenzaron a fluir de nuevo, incendiando y destruyendo el pueblo de Mazo buscando el camino hacia el mar. Allí, grandes cantidades de peces muertos pronto flotaron en la superficie del mar o vinieron a morir a la orilla. (...)

Cada vez que lo leo, no puedo evitar acordarme de la obra de H. G. Wells. Hola. Vengo de allí. He pasado unos días en Lanzarote. El tío que escribió esto era el cura de un pueblecito llamado Yaiza, que un buen día de hace doscientos y pico años se tuvo que enfrentar, junto con todos sus vecinos, a la cosa más acojonante que imaginarse pueda, sobre todo si pensamos que aquella gente eran campesinos sin televisión ni (probablemente) libros, y a saber lo que pensaron que era aquello. La ira de Dios. Y duró seis largos años.

Digo que me recuerda a Wells porque lo que más me impresionó de La Guerra de los Mundos fue el localismo, la familiaridad en nombrar lugares, como si fuera un artículo de periódico o una noticia de televisión. "Tal pueblo ha sido arrasado, tal carretera ha sido destruida entre el km tal y cual a la hora tal". Tiene que helar la sangre oir noticias así.

Como cuando te enteras (en el hotel la tele no funcionaba) que los pueblos de unos buenos amigos están rodeados de fuego por todos lados. Animo gallegos.

Que una cosa es un volcán encendido por "la ira de Dios", y otra un incendio azuzado por la ira de un hijoputa.

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