jueves, 26 de junio de 2008

Ofenderse

Yo sería incapaz de vivir en un mundo donde no hubiera humor.

El humor le da ligereza a los momentos pesados, le da alegría y vida a un día de tormenta, le da pasión a una relación, cura todas las heridas, y multiplica por 10 la intensidad de los buenos momentos.

Me encanta leer, escuchar o ver en la tele cualquier clase de humor. A veces sonrío, a veces me río a carcajadas (K tiene que venir corriendo a imponerme silencio, "¡los vecinos!"), a veces es un chiste tan sutil y tan para iniciados que esbozas una ligera sonrisa... mientras por dentro te estás partiendo.

El humor está en todas partes si lo buscas. Puedes hacer humor de casi cualquier cosa, incluso de las cosas más normales. Una de las maneras más efectivas de hacer humor es ahondar en las cosas cotidianas, en gente que pulula cerca de nosotros, en las actitudes diarias que vemos a nuestro alrededor,... y buscar el punto chispeante que nadie se había atrevido a ver, o en el que nadie había reparado.

Por supuesto, todos estamos expuestos a que alguien haga humor a nuestra costa. Cómo nos lo tomemos dice mucho de nuestra naturaleza. La gente que forma parte de la vida pública de una sociedad tiene asumido que la gente va a ir a buscar la parte graciosa de ellos: políticos, actores, empresarios, taxistas, toreros, cocineros, turistas... todos ellos saben que, por el hecho de ser públicos y estar en todas partes, son también parte del humor colectivo de un país.

Sin embargo, curiosamente, hay ciertos colectivos a los que más te vale no buscarles el lado humorístico. Ni mucho ni poco: el más leve chiste blanquérrimo sobre ellos, la más suave chanza, la broma más infantil, hace que su sentido de la ofensa se ponga a Warp 6 y comiencen a exclamar que están sufriendo mofas, befas, escarnios, y que se sienten atacados y vilipendiados.
Hoy me refiero a cierta parte de la iglesia católica. Uno puede creer más o menos en su set de dioses, santos, creencias o consejos para la vida, pero no se puede negar que aguante para las bromas, tienen poquito poquito (Y eso que cada vez reclaman más espacio en la vida pública de esta nuestra comunidad).

Hace poco comenzó a emitirse en laSexta un programa de humor presentado por "El Follonero", llamado "Salvados por...". El primero coincidió con las elecciones generales, y se llamó "Salvados por la campaña", y el tipo se unía como un miembro más a los equipos de los partidos, para saber desde dentro cómo era aquello, buscar el lado humorístico de toda la parafernalia, conseguir promesas imposibles de los candidatos... en definitiva, buscar el lado amable de estos eventos tan serios e importantes.

Tuvo bastante éxito y se programaron nuevos especiales, dedicados a las "esencias de nuestra patria": el fútbol, los toros, la iglesia, etc, que debían ir enfocados de manera similar.

Oh. La iglesia. Al llegar a este punto algo ocurrió. Mucha gente bienpensante tomó como una ofensa brutal, un ataque a lo más profundo de sus vidas, una agresión sin precedentes desde Poncio Pilatos... lo que eran unos sketches del tipo del Follonero probando desde dentro cómo es ser monaguillo, soltando un globo dentro de una catedral y viendo cómo reacciona la gente, o midiendo las reacciones del personal al sugerirles que J-Lo podría ser santo.

Si esto lo hacen en cualquier otro entorno (soltar un globo en la Moncloa, hacer de taxista por un día, ir al estadio del Madrid proponiendo a Casillas como beatificable), no me imagino reacciones similiares, la verdad.

El tema religioso, por algún motivo, mientras que a alguna gente le origina sentimientos de bondad, amor al prójimo, compartir, vivir una vida plena,... a otros les saca la vena prohibitoria, "esto es lo más grande que hay, y al que haga una sola broma que se prepare".

De este tipo es la página HazteOir.org, que suele preparar campañas del tipo "protesta contra tal empresa porque ha hecho un anuncio que atenta contra Dios" o "exige a tal artista que retire tal obra de teatro en la que hace humor sobre nuestros santos". En este caso concreto, tras el programa del Follonero, iniciaron una campaña más para que las empresas que se anuncian en ese y otros programas de humor de laSexta, retiraran su publicidad.

Sorprendentemente... tuvieron éxito.

Y varias empresas multinacionales retiraron su publicidad, por no querer ofender a los católicos que sintieron un hondo pesar al ver un globo en una catedral.

Pues miren, ahora el que se siente ofendido soy yo. A ver, no tanto como para decir "me siento herido en mis sentimientos más profundos y me cuesta respirar y las lágrimas afloran a mis ojos", pero sí como para decirles a esas empresas lo que pienso de su actitud. Para decirles a esos directivos que, ceder a las presiones de un grupo integrista que pretende que todos adoremos al dios que ellos digan, no me mola un pelo, y no pensé que estas cosas pasarían en mi tierra.

Por supuesto, yo no voy a pedir que retiren su publicidad de las cadenas de la iglesia o de los programas religiosos. Simplemente quiero que sepan que me ha sentado mal.

Y ahora puedo hacerlo pinchando en este link.

Ahí les mando mi opinión. De parte de un incondicional del humor.

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