lunes, 3 de septiembre de 2007

Las uvas de la ira

-Oye ¿por qué no vamos a ver las viñas que tenemos allí? Y os lleváis un par de racimos de uvas para Madrid. Está a menos de 1 km por esta carretera.

La oferta era tentadora, así que subimos todos al coche, mis suegros detrás, y me dispuse a seguir sus instrucciones. La pequeña carretera comarcal recorría un idílico paisaje manchego salpicado de viñedos a ambos lados de la vía. El coche subía y bajaba las suaves cuestas, mientras mi suegro oteaba por la ventana para indicarme cuál era su viñedo.

-Tú me indicas ¿eh? -dije yo, algo inseguro por no controlar la geografía local.
-No, si ya hemos llegado casi -me respondió desde atrás-. Mira, ya casi estamos: mete el coche en el último carril después de la próxima postura.

Tal cual.

Yo analicé en dos segundos la frase de mi suegro: el último carril después de la próxima postura. La carretera tenía dos carriles, uno de ida y otro de vuelta: no entendía cuál era el último carril. ¿Empezando por la derecha o por la izquierda? Y si esto ya era bastante confuso, el tema de la postura me desconcertaba un poco. No siempre pongo las manos en el volante a las 10 y 10, y a veces reclino el asiento un poco más de lo normal, pero no entendía qué tenía que ver mi postura a la hora de conducir con encontrar una viña concreta en un viñedo. Yo conduzco como quiero.

-La postura, la postura. Pasa la postura y en ese carril -insistía, como un fisioterapeuta, desde el asiento de atrás-. Ahí, ahí, para, que te pasas.

Sin entender nada, miré a la derecha y había un viñedo. Me orillé un poco en el inexistente arcén y metí el coche entre unos matojos que había al borde de la carretera.

-¡No, no, no! ¡Aquí no! ¡La postura! ¡Ahí, ahí! -gritaron los tres al unísono.
-¿Qué coño pasa con mi postura? ¿No queréis que pare aquí? -dije tras detener el coche, harto de voces.
-Aquí no es donde debes parar, es ahí. Esto no es una postura -explicó mi suegro con paciencia, señalando por la ventana-. ¿No ves que son viñas viejas? Fíjate en el color de sus hojas.
-¿Qué?
-La postura está al lado izquierdo de la carretera. ¿No la ves?
-¿Qué? -yo cada vez entendía menos.
-Una postura -explicó finalmente mi mujer- es una viña joven, recién plantada. Como ésa de ahí.
-Y el carril -dijo mi suegra-, es ese caminito por el que cabe un tractor y que pasa entre las viñas. Como ése de ahí.
-¿Una postura es una viña joven? Coño, acabáramos -exploté- ¿Y cómo narices esperáis que lo sepa? ¿Por qué no me habláis en castellano? "Para a la izquierda, al lado de esa viña". No, tenéis que sacar vuestro absurdo vocabulario ancestral de viticultores manchegos. "Párate donde la postura del carril donde los pámpanos se vuelven chicotes". Casi meto el coche en una zanja sin fondo, por culpa de vuestros palabros de pueblo. Ahora, cuando os lleve a navegar, os vais a cagar todos. Os voy a mandar amollar el foque para ir a un descuartelar mientras adujáis la escota de mayor, y os vais a cagar, os lo juro.
-Estos de ciudad -rieron los tres-, qué ignorantes que son. Y mira que se lo hemos dicho bieeeen clarito...

UPDATE 15:14

http://www.pedroneras.com/modules.php?name=diccionario

Mffff. Parece que existe la joía palabra...

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