jueves, 29 de noviembre de 2007

El hombrecito rojo

Tengo la costumbre de pararme en los semáforos en rojo a la hora de cruzar la calle. Pero sólo si hay niños cerca.

Normalmente, ando con prisa para llegar a un sitio o a otro, por lo que si, al llegar al semáforo veo que no pasa ningún coche, cruzo el paso de cebra mirando para todos lados. (Una vez me atropelló un coche, cuando era pequeño, y no se me olvida.) Aunque esté el muñequito en rojo, cruzo y no me quedo esperando a que se ponga verde.

Esto lo hago, con una excepción.

Si a mi lado, esperando, llega una madre con un niño pequeño de la mano. En un 99% de los casos, las madres esperan pacientemente el muñeco verde. Muchas veces, se lo hacen notar a su niño o niña: "mira, ¿ves? cuando el muñequito se ponga verde y pite la musiquilla, entonces pasamos". Es una buena cosa enseñarles desde que son pequeños este truco de supervivencia.

Y ¿qué pasaría si en ese momento de aprendizaje, voy yo y cruzo tranquilamente? Pues que en la mente del niño, la idea va a ser: "mi mami me dice que debo esperar al verde, pero ese señor, que parece inteligente, apuesto y con éxito en la vida, cruza sin esperar. Seguramente mi mami estará equivocada y me enseña cosas absurdas: en cuanto pueda, cruzaré por donde quiera, y probaré el hachís y otras drogas más duras."

Así que me quedo quieto. Paciente. Aunque otras 40 personas crucen apelotonadas, yo no me muevo. ¿Quién soy yo para destruir la enseñanza de esa madre?

2 comentarios:

La de la ventana dijo...

Eres un encanto, Rojillo...

Ojalá hubiesen más como tú.

Inmarteee dijo...

¡¿A tí te atropelló un coche?! ¡¡Yo quiero oír esa historia!!